Cada lugar siempre te da algo más que un "viaje"; siempre habrá algo para descubrir y hasta para conocerte un poco más a ti mismo, si así te lo permites. Y es por ello que aquí menciono algunos de estos viajes; son los sitios donde pude encontrar no solo lugares, sino situaciones y personas con una energía especial que me fueron regalando valiosos recuerdos, valiosas lecciones, hermosas amistades que siempre tendré en los mejores recuerdos.
Volviendo a las raíces.
La espiritualidad de algunas paradas
Conociendo el pasado...
Desde muy pequeña mi padre me llevó a conocer su tierra en las montañas de los Andes del Perú, yo tenía casi cuatro años. Durante todas las vacaciones del colegio viajaba a la capital a visitar a mi papá; a los 12 años ya estaba acostumbrada a viajar sola en el avión. Fueron tantas las veces, que llegó a gustarme el viajar sola, siempre conociendo nuevas personas en el camino.
En estos viajes siempre había un nuevo lugar para conocer mi cultura, fuimos a sitios arqueológicos incas o pre incas, tuvimos caminatas, probamos nuevas comidas, descubrimos nuevas costumbres, creo que ahí comenzó esas ganas de conocer nuevos lugares. Fue muy valioso haber aprendido de mis raíces y ancestros y estar abierta a aprender sobre la espiritualidad que guarda cada uno de estos lugares.
Después de algunos años viviendo en otro país por los estudios universitarios y luego de un tiempo de haber vuelto a Perú, tuve la suerte de vivir un año en la sierra de mi país, el cual fue un tiempo hermoso, de descubrir muchas cosas mágicas en ese lugar. Ahora aún tengo la esperanza de seguir viajando, para que mi alma siga viviendo.
Pasos acumulados:
Lucanas, Pucallpa, Huaraz, Ayacucho, Huancayo, Trujillo,
Pisco, Ica, Nazca, Piura, Arequipa, Tacna, Cusco.
Sobrevivir a la naturaleza…
Parte de mi adolescencia viví en una ciudad de la selva del Perú: Pucallpa, queda algo cerca de Brasil. Algunas veces acompañaba a mi madre por su trabajo, a viajes por el río en zonas indígenas, era un mundo completamente distinto y con mucho que aprender, aunque en ese momento yo no fuera tan consciente de aquello.
Vivir en este lugar fue un cambio muy drástico: cambiando de la ciudad capital a una "ciudad - campo" y con cierto temor que siempre le tuve a la selva; pero me gustaba conocer muchas cosas de las zonas indígenas, que era donde había mucho que experimentar, como su comida artesanal tan exquisita, su música diferente y mágica, sus remedios para los cuales solo necesitaban ir por algunas hojas al bosque, pero con una sabiduría asombrosa. Eran nuevos para mí muchos nombres de aquellas medicinas como la Ayahuasca, en aquel tiempo no les presté mayor atención. Yo tomaba casi por inercia un té de hojas de guayaba si tenía mal el estómago, mi abuela solía usar hojas de malva para bajar la hinchazón de la artritis y otros similares, para mí esos tratamientos naturales eran algo común, pero en ese entonces no me dediqué a profundizar más, pues era muy chica aún. También me gustaba mucho escuchar sobre infinidad de seres mitológicos salidos de las profundidades de los bosques y los ríos, tienen demasiadas historias para contar.
Fue en este lugar comencé a conocer un poco de la magia, lo que despertó en mí demasiada curiosidad sobre ese tema. Lastimosamente de un lado algo oscuro, que por suerte algunos nos damos cuenta a tiempo para poder diferenciar qué debía hacer para bien y qué no.
Hoy en día, luego de algunos caminos conociendo el mundo de la medicina natural y espiritual, puedo dar un par de datos de que buscar en este lugar. Está la famosa medicina de Ayahuasca, que muchos buscan por diversos motivos, yo le tengo mucho respeto a estas plantas sagradas y por esta misma razón no se lo recomendaría a nadie por diversión o simple curiosidad, esta es una medicina y debe tomarse solo en caso de ser necesario. Si me preguntas para qué la usan?, bueno, ayuda a tratar adicciones, depresión, estrés postraumático, entre muchos otros males, físicos también, pero siempre es mejor consultar a un sanador ancestral para saber si realmente lo necesitamos y si podemos tomarlo, ya que algunas personas con ciertas condiciones médicas no pueden tomarlo.
Se dice que la Ayahuasca ayuda más a curar males psicológicos y que el San Pedro (o Huachuma) ayuda más a los males físicos, ojo, esto son solo comentarios que me han hecho por estos caminos, no es una verdad exacta, estas dos medicinas son muy conocidas en mi país; aunque volviendo a la Amazonía, la más conocida es la Ayahuasca, no es una sola planta, es un brebaje de la mezcla de varias plantas preparado y cocinados de determinada forma. Antes de tomarla en las sesiones hay que hacer una dieta estricta de 15 días donde indican eliminar el consumo de: alcohol, drogas, sexo, carnes, condimentos, bajar la sal, entre otras cosas más.
Para estas sesiones hay que ir preparado y muy consiente, tanto física, como psicológicamente y no menos importante espiritualmente: si vas con responsabilidad, conciencia y con el debido respeto a la madre naturaleza, ella estará dispuesta a curarte con sus medicinas.
En esta zona de la selva, hay muchas otras medicinas más a base de plantas, algunas otras también de origen animal y son para diferentes tipos de cosas, quienes saben de estas recetas y preparaciones son las comunidades indígenas, pero hoy en día también en la ciudad se venden muchos de estos remedios.
Pasos acumulados:
Pucallpa, Tiruntán, Panaillo, Contamana.
Descubriendo y sanando...
En algunos momentos que necesitamos descubrirnos espiritualmente, siempre ocurre algo para llegar al lugar preciso, es cuestión de estar abierto a lo que nos traerá ese tiempo. Así llegué a Cusco, luego de vivir muchas cosas, muchos caminos, muchas heridas y demasiadas preguntas existenciales.
Esta es una ciudad con una energía única de la que pude llenarme mientras estuve ahí. Sientes esa vibra en todas partes: en sus vientos, en su comida, cuando pisas directamente la tierra, cuando te recuestas en sus grandes rocas o abrazas sus árboles, cuando bebes el agua de sus ríos o de sus nevados, siempre estarás recibiendo sus bendiciones si las esperas con el corazón abierto.
Cusco me ayudó a regresar a mis raíces, a saber más de mis ancestros y esta vez a conocer la historia a fondo: en sus rituales, su medicina, sus Apus y espíritus, sus ceremonias, sus principios, sus costumbres y todo aquello que en las ciudades creen olvidado, pero no es así, felizmente todo aquello sigue vivo como hace cientos de años atrás.
Cada persona que conocí allá tuvo una razón de ser y sucedió en el momento indicado, algo que siempre estaré agradecida a cada uno de estos hermanos por haberme acompañado en este hermoso tiempo, aunque no haya sido fácil el camino.
Cusco siempre ha tenido una gran cantidad de turismo por los famosos lugares arqueológicos como Machupicchu, pero en los últimos años el turismo espiritual y de medicina natural ha crecido como la espuma, claro, esto tiene ventajas y desventajas, ya que hay muchas cosas que se han tergiversado solo para el beneficio de ganar dinero. Cómo por ejemplo las sesiones - terapias de Ayahuasca que te las ofrecen en muchos lugares como parte de los tours, como si fuese una diversión y con gran irresponsabilidad, sin tomar ninguna medida preventiva como lo mencionaba antes en el post de la selva. También hay muchas cosas sobre la espiritualidad andina que las han fusionado con elementos occidentales, cuando los escucho quedo con un signo de interrogación en la cabeza. Y si, desgraciadamente, si queremos buscar este tipo de experiencias, hay que buscar buenas recomendaciones y buenos contactos para saber a donde ir y quien haga un trabajo serio.
¿Qué podemos encontrar o buscar aquí?, sanaciones espirituales, limpiezas energéticas, retiros, medicina natural ancestral, entre muchas otras cosas. Cusco y sus pueblos aledaños, el valle sagrado, siempre serán lugares que nos acogerán con los brazos abiertos y dispuestos a dejarnos con una energía muy especial.
Desde las experiencias que tuve en el par de años viviendo aquí, si deseas saber sobre medicinas ancestrales como Huachuma (San Pedro), Ayahuasca, Rapé, entre otros, puedes escribir por aquí y estaré gustosa de ayudarte.
Pasos acumulados: Ciudad del Cusco, Pisac, Huasao, Ollantaytambo, Chincheros, Ausangate, Pomacanchi, Santa Teresa, Aguas calientes.
Una burbuja
en el mundo de hoy.
He viajado a este lindo país 3 veces y en esta última decidí quedarme por un tiempo... Siempre me he sentido aquí bien acogida y como viviendo en casa, no solo por los grandes amigos de aquí que conocí en otros viajes, sino también la gente que he ido conociendo en el día a día.
En este último tiempo llegué a la pequeña ciudad de Vilcabamba, a la que llaman "El valle de la longevidad". Es una burbuja en este planeta, un refugio donde protegerse de todo el caos que hay en el mundo en estos tiempos de pandemia; no solo por el lugar lleno de naturaleza, sino también por su gente. No solo hay gente nacida aquí, hay personas de muchos rincones del planeta, casi todos buscando volver a la vida en armonía con nuestra naturaleza, buscando una vida con paz, un camino de sanación espiritual. Todos intercambian sus saberes ancestrales de cada lugar de donde provienen, tratando de construir una comunidad en donde se pueda seguir siendo lo más humano posible.
¿Qué fue lo primero que encontré al llegar?, un refugio natural de todo el caos que se vivía en las ciudades, como en Noviembre del 2020. Cuando fui saliendo a conocer el pueblo, me encontré con gente muy sencilla y acogedora, también un mercado orgánico de los días sábado, espacio donde también se encuentran los habitantes de esta ciudad, no solo locales, sino mucha gente de tantos lugares del mundo que por de diferentes maneras llegaron aquí, buscando una vida más saludable en todos los sentidos, algunos otros vinieron de visita y terminaron quedándose a vivir en este valle encantado. Por aquí siempre encontrarás medicina ancestral, terapias alternativas naturales, ya sean propios de la zona o traídos de tantos lugares; varios productores orgánicos de Ecuador y otros países.
Pasos acumulados: Quito, Guayaquil, Vilcabamba, Otavalo, Cuenca, Loja.